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Mostrando entradas de 2009

Inocente

¿Cómo llega a desvincularse el significado del significante? Hoy, 28 de diciembre, se celebra el DÍA DE LOS INOCENTES, y lo hacemos gastando bromas: colgando papelitos a la espalda de alguien donde se lea un "soy tonto", haciendo llamadas absurdas para que alguien baje al portal a abrir la puerta atascada, echando bombas fétidas en el metro (la verdad es que no hace mucha falta), poniendo una mosca en la sopa del comensal... Y el origen remoto de estas bromas está en una masacre, masacre indiscriminada de niños inocentes. El ser humano tiene la capacidad de disociar, de distanciarse de tal modo de aquello que le es doloroso, lo transforma en celebraciones festivas y jocosas. Nuestro repertorio festivo está plagado de estas "disociaciones", véase la fiesta de Santos y Difuntos, en las que comemos mazapán en forma de huesos de santo, la Semana Santa, con sus regodeos pasionales y sus torrijas emborrachadas en vino. Y gracias precisamente a esa capacidad neurótica, sob

Madre estrago

Ayer, mi amiga Lola, presentó su libro, un libro escrito a medias con otra nueva amiga, Cristina Jarque. "Madre estrago", los cachitos de estructura vital que nuestras madres depositan en nuestro camino, van creando nuestros esqueletos inconscientes, a veces chepudos, otras estilizados y ágiles, otras achaparrados y otras corpulentos. Gracias Lola, por tu creación, gracias Miguel por esa presentación, con paradas en imágenes tan potentes como la de Amanece que no es poco, sacando al hombre del bancal antes de tiempo. Así sacamos a los hijos a veces de los bancales, antes de tiempo, y así a veces dejamos que se nos pase la cosecha, el hijo en el bancal, envejeciendo, sin dar fruto. Todas somos madre estrago, forma parte de la propia esencia de la madre, no hay una madre que no cause estrago, con los años nos van saliendo las cosechas, los tomates y pimientos, con la simiente que ellas nos plantaron. Y no pude evitar acordarme de Italo Calvino, en su Bizconde Demediado, cuando

Saltando las olas

Se aproxima la gran ola: la navidad. Yo prefiero las pequeñas olas, esas que saltamos continuamente, con los amigos, con la familia, las olas del día a día, un beso al despertar, un café con buena charla, un abrazo cariñoso y sincero. Pero la gran ola es... un mantel con motivos navideños, una comida que simula la abundancia, un despliegue de adornos de los cuales no conocemos ni el sentido, compras absurdas e innecesarias. Me quedo con las pequeñas olas, una reunión familiar improvisada, una tarde paseando con una amiga por el parque, una mañana soleada en el huerto común, risas de niños al salir del colegio. Pero habrá que prepararse, la gran ola se acerca y hay que coger impulso para saltar y no dejarse llevar demasiado lejos por la resaca.

Desde este rincón

Desde este rincón, me cuesta ver el mar, si me esfuerzo, puedo imaginar cómo huele, cómo suena, y hasta puedo sentirlo en mis piés. Pero aprieto los ojos, en un esfuerzo por ver frente a mí esa extensión azulve rdem orad ag ri sam arilla blancarosa violet aesperald aturqu esaaguam arina No veo nada, necesito acercarme a tí, oh mar mío, para fijar en mi retina los colores de mi vida.

Aminetu Haidar

Todos somos Aminetu, pero no tenemos su valor. Todos somos ciudadanos del mundo, pero no dejamos que lo sean también nuestros vecinos. Todos vivimos sobre una mama tierra, dolorida y avergonzada por nuestro empeño en excluir, en apartar, en expulsar. Ayer, en Rivas, muchas voces se trenzaron en una poderosa cuerda, una cuerda de esperanza, no para atarla, sino para lanzarla a las manos de los que andan suspendidos en la no ciudadanía, en la no tierra, en la no libertad. Agárrala fuerte, Aminetu y tira de ella, tu fuerza hará que algunos caigan y otros se levanten.

Llueve

Llueve, aunque es una lluvia fina, desconfiada, ligera y suave. Pero moja el suelo. Humedece la tierra reseca y se atreve a chorrear tímidamente por el parabrisas del coche. Cuánto te necesito esta vez, lluvia. Atrévete a llover con ganas, lluvia cohartada, suéltate la melena y empapa de una vez los campos. Nube, desabróchate de una vez que me impacientas. Abre tu garganta y muéstranos cuánto has bebido. Moja mi pelo, mi abrigo, mis zapatos, moja mi corazón que anda algo acorchado. Las nubes pasan, me miran, se asoman a mi ventana, se despistan ascienden y... se marchan.

Una vez al año...

Pues este es el ritmo del blog, una vez al año, y es que cuesta ponerse, cuesta centrarse, cuesta encontrar el momento y el lugar, pero lo que más cuesta es dejar aterrizar las ideas. Las mías andan con un tráfico aéreo de vértigo, hay días en que el ruido que hacen al despegar me sobresalta. De repente, una idea se cruza casi rozando con la cola de otra, y hacen un torbellino de aire. Otras veces, una idea a punto de aterrizar cambia de rumbo y los neumáticos rechinan en la pista. Necesito un controlador aéreo, que ponga orden en esta multitud de vuelos cruzados, no vaya a ser que tengamos un encontronazo en el aire y se me fusionen los fusilajes. Hoy he tenido una idea ruidosa rondándo en mi espacio aéreo, ¿por qué no hay más poesía en los colegios?, ¿por qué los pequeños no aprenden poesías, recitan poesías, recortan poesías? La poesía es el lenguaje que mejor accede al inconsciente, con su simbología y sus metáforas tiene un efecto terapeútico mayor que el prozac. Con su ritmo pega