Hace unos meses fui al oftalmólogo, hacía tiempo que no iba
y ya tocaba.
Salí de la consulta con una frase en la cabeza: “¿quién te
crees que eres?, ¿con tu edad y sin gafas? La vista cansada es normal a los 40
y más a los 49 años que es mi edad. Algo sin gran importancia, que se arregla
con unas gafas de vista cansada.
Pero no pude evitar recordar otra
frase que he llevado y aún hoy día llevo en mi memoria. Hace ahora 16 años,
acababa de comenzar la presentación de un curso cuando sentí un mareo, y a continuación
me desperté tumbada dentro de una ambulancia, junto a un camillero que me
preguntaba con los ojos muy abiertos : ¿de qué vais?, hoy eres la segunda mujer
que recogemos de su trabajo desmayada, y ayer otras dos…
Para mí aquél desmayo supuso un antes y un después. A partir
de ese momento, cada mañana de mi vida, no he podido evitar que una voz
interior me cuestionara ¿de qué vas? , como una forma de retomar el rumbo, de
no perderme en falsos caminos, creencias dañinas o autoexigencias destructivas.
Ayer recibí por wasap uno de esos vídeos de optimismo (¿)
referido a lo que las mujeres somos y podemos hacer. Una música empalagosa se
acompañaba de imágenes de mujeres guapas, perfectas y felices, representando
escenas cotidianas o no. La letra decía algo así: quién las ha llamado sexo
débil, alguien dijo la mujer es frágil….
Hasta ahí bien, ya estamos de vuelta de esa idea de
fragilidad, pero….lo que venía después me puso en guardia: no tienen miedo a
caer, pues saben sacudirse el polvo sin perder la fe….mujeres capaz de dar la
vida por amor…vencen cada tempestad…
La verdad es que te da un verdadero subidón después de
escuchar algo así, pero…
¿De qué vamos?
Pasamos del estereotipo de una mujer débil a una mujer poderosa y perfecta. Ahora además tenemos de ser modelo de escucha, empatía, amor abnegado, entrega y
sacrificio tenemos que llegar a ser bomberas cañeras, ejecutivas agresivas, políticas masculinas...
Ya estamos otra vez construyendo un corsé para mantenernos a
raya.
Yo quiero tener derecho a rendirme, a tener miedo a poder
caerme como cualquiera, a dudar, a pensar en mí antes que en los
demás, quiero poder ser egoísta de vez
en cuando sin sentirme un monstruo, quiero …ser lo que yo quiera ser y no lo
que me impongan.
Porque sin darnos cuenta, podemos acabar siendo otra vez lo
que quieren que seamos.
Cuando hace 16 años me desmayé al comenzar a trabajar,
porque llevaba una mochila demasiado pesada para mis espaldas, me creía una
mujer fuerte, poderosa y sin miedo a nada, me lo creía pero realmente era una
mujer normal, con miedos, límites, necesidades y sobre todo con una gran carga
a mis espaldas.
Hoy, cuando me pregunto ¿de qué vas?, a veces freno en seco
una inercia que me hace seguir llenando la mochila, me paro y pienso en mí, por
un momento pienso en lo que me apetece, en lo que me da miedo, lo que realmente
quiero, después ya pensaré en lo que puedo o no puedo hacer. Pero por favor,
que nadie me diga de qué debo ir.
Comentarios