Algunas personas se rinden fácilmente ante las dificultades, otras no pueden evitar la poderosa atracción de "lo imposible".
Recuerdo cómo en mi infancia, cada vez que alguien me decía: "es imposible, esto no se puede hacer", sentía una extraña fuerza que me empujaba directamente a intentarlo.
Aún hoy día, aunque una parte de mí está cansada y la otra confusa, "lo imposible" sigue ejerciendo ese efecto imán, de manera que me paso la vida obteniendo resultados extraños. Porque no existe lo imposible, si existiera no estaríamos aquí.
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